Washington | EFE
El suicidio asistido de Brittany Maynard, la joven de 29
años enferma de cáncer terminal, que acabó con su vida este sábado, ha
despertado en Estados Unidos la polémica sobre el derecho a una muerte digna,
una opción legal en cinco estados, y en el candelero de otros como Connecticut
y Nueva Jersey.
Para poder morir, la joven, a la que se le diagnosticó
cáncer cerebral hace seis meses, se mudó desde California a Portland, en el
estado de Oregon, donde la ley permite a los médicos dar a los enfermos un
fármaco para morir sin dolor.
Esta opción fue aprobada este año en Vermont, en 2008 en
Washington y en 1997 en Oregon, explicó a Efe Derek Humphry, una de las
personas que redactó esta norma y expresidente de la Federación Mundial de
Sociedades por el Derecho a Morir.
En Nuevo México y en Montana, los tribunales federales no
mostraron impedimentos para que se formulen leyes para la muerte asistida,
aunque todavía no se ha desarrollado legislaciones para regular esta opción.
“No hay duda de que el caso de Maynard abrirá el debate”,
afirmó Humphry, quien utilizó las palabras “control y elección” para describir
el suicidio asistido.
“INFLUENCIA POSITIVA”
Humphry, autor del best seller “Salida Final”, dice entender
“perfectamente” los sentimientos de Dan Díaz, el marido de la joven, porque él
vivió la misma experiencia, cuando, hace 40 años, su mujer utilizó una sobredosis
de drogas para poner fin a un cáncer terminal.
“Debe estar devastado, pero al mismo tiempo tranquilo,
porque sabía que esta era la forma en la que Maynard quería enfrentarse a la
inevitabilidad de la muerte”.
Precisamente, hasta el día de su fallecimiento, Maynard
persiguió el “objetivo de influir en la política por un cambio positivo para
que todos los estadounidenses puedan morir con dignidad”, según afirma en su
último vídeo, difundido por la asociación no gubernamental “Compassion &
Choices” (Compasión y Elecciones).
La joven se convirtió en una activista a favor del derecho a
una muerte digna y, según su web, consiguió contactar con legisladores de dos
de los estados que se plantean aprobar nuevas leyes para regular la muerte
digna, Connecticut y Nueva Jersey.
En estos y en otros tres estados (California, Colorado y
Massachusetts), “Compassion & Choices” realiza una intensa campaña para
promover el suicidio asistido.
Una de las consejeras de la asociación “Derecho a Vivir”,
Jennifer Popik, consideró que las leyes que regulan el suicidio “amenazan con
presión a las poblaciones enfermas y discapacitadas para impulsarles a quitarse
la vida”.
“Estas leyes no ofrecen a los pacientes ‘dignidad’, solo el
abandono de los hospitales y de las familias, que se supone que deben cuidar a
los pacientes y amarles hasta en los momentos más difíciles”, argumentó.
A su juicio, la organización “Compassion & Choices” ha
“explotado” la enfermedad de Maynard para promover iniciativas sobre el
suicidio en otros estados.
70 PERSONAS al año mueren de forma asistida, gracias a la
Ley “Muerte con Dignidad”, que es válida solo en cinco estados de EE.UU.
51 Porciento de los norteamericanos apoya que los doctores
“asistan a los pacientes a cometer suicidio”, mientras que un 45% está en contra,
según la consultora Gallup.
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