lunes, 17 de marzo de 2014

Ortega, en estrecha colaboración con EE.UU.


El presidente de Nicaragua, el sandinista Daniel Ortega, mantiene un discurso “antiimperialista” lleno de retórica y verbo encendido contra Estados Unidos, aunque en la práctica se ha convertido en uno de sus principales colaboradores en materia de seguridad.

En una semana señala al gobierno de Panamá de ser “vocero de los intereses del imperio”, en referencia a Estados Unidos y por su posición en cuanto a la situación de violencia que vive Venezuela; y entrega a la estadounidense de origen cubano Ana Sol Alliegro, buscada por el FBI por donación ilícita para campañas electorales, entre otros delitos.

O bien hacer eco de las denuncias de su colega de Venezuela, Nicolás Maduro, sobre supuesta hostilidad de Estados Unidos; a detener y deportar al estadounidense Eric Justin Toth, un exprofesor acusado de poseer y producir pornografía infantil y uno de los 10 delincuentes más buscados por el FBI.

“La cooperación y auxilio que el Gobierno de Nicaragua ha prestado a Estados Unidos en la búsqueda, captura y repatriación de personas buscadas por delitos en aquella nación, no tiene precedentes”, anota el boletín electrónico Informe Pastrán, del periodista nicaragüense Adolfo Pastrán.

En menos de un año, las autoridades nicaragüenses han detenido y deportado a Estados Unidos a al menos cuatro fugitivos, entre ellos a Toth, uno de los 10 delincuentes más buscados por el FBI; y a Alliegro, vinculada con la financiación fraudulenta de un candidato demócrata al Congreso estadounidense, Justin Lamar Sternad, de quien fue su jefa de campaña.

Cooperación antidrogas

En efecto, Ortega ha destacado la “estrecha cooperación” que mantiene su país con EE.UU. en lucha contra el narcotráfico y el crimen organizado, una de las prioridades estadounidenses en la región.

“Tenemos una buena coordinación y cooperación (con EE.UU.) en el campo del combate al narcotráfico y el crimen organizado”, dijo el mandatario sandinista cuando recibió las cartas credenciales de la embajadora de Estados Unidos en Nicaragua, Phyllis Powers, en mayo de 2012.

En ese encuentro, Ortega abogó por el fortalecimiento de las relaciones entre ambos países, los cuales, admitió, tienen “puntos comunes, puntos que nos acercan, puntos que nos unen y tenemos otros puntos donde marcamos algunas diferencias”.

Una de las razones de esa estrecha cooperación es que, según el mismo presidente del Banco Central de Nicaragua, Ovidio Reyes, el país centroamericano depende más de Estados Unidos que de Venezuela.

De acuerdo con el funcionario, la principal amenaza a la economía de Nicaragua es un estancamiento económico de Estados Unidos y no la disminución de la cooperación venezolana.

Estados Unidos es el principal destino de las exportaciones de Nicaragua, con 25.6% del mercado, según cifras oficiales.

El peso de EE.UU.

EE.UU., después de Venezuela (210.1 millones de dólares) y Panamá (192.2 millones), con 190 millones de dólares, fue el tercer origen de las inversiones exteriores directas en Nicaragua en 2012, cuando alcanzaron la cifra “histórica” de 1,284.4 millones de dólares, según las autoridades, que aún no detallan las inversiones del año pasado.

Estados Unidos es también la principal fuente de remesas para Nicaragua, con 658.3 millones de dólares para un 55% del total en 2013, cuando ascendieron a 1,197 millones de dólares.

Ortega, que luchó contra la dictadura somocista (1937-1979) y de de 68 años, se presenta ahora como un político pragmático y moderado, muy diferente al joven comandante guerrillero y marxista de la década de 1980.

Nicaragua y EE.UU. fueron enconados rivales en los años 80, durante el primer régimen sandinista (1979-1990), cuando Estados Unidos financió a la “Contra” que pretendía derrocar con las armas a los sandinistas, en una guerra civil que dejó miles de muertos en el país centroamericano.

El líder sandinista se presenta ahora como un gobernante aliado de una parte de la jerarquía católica y que puede mantener al tiempo relaciones tanto con Irán, Rusia, Cuba y Venezuela, como con EE.UU., la Unión Europea y Taiwán.


Mantiene acuerdos por igual con la Alternativa Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA) como con el Fondo Monetario Internacional.

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