Tras el
velo polvoriento del camino que deja Santa María de Pantasma y se adelanta
hacia el municipio de Wiwilí, ubicado a casi 300 kilómetros al norte de
Managua, van apareciendo, unos tras otro, distintos proyectos de desarrollo que
evidencian los Nuevos Tiempos que vive Nicaragua.
Los últimos
siete años han ido cambiando el entorno y la vida de las familias de
localidades como Maleconcito, La Marañosa, El Jobo, El Subterráneo, El Carmen,
Wamblán, Plan de Grama, El Malecón, acercándolos cada vez más al sueño del
General Augusto C. Sandino, que creó en esa zona la primera cooperativa
agrícola de Nicaragua.
En estos
siete años, la inclemente pobreza que castigó a la zona durante siglos, ha ido
reduciéndose bajó programas impulsados por el Gobierno del presidente Daniel
Ortega y la compañera Rosario Murillo, quienes, según lo ratifican pobladores
de la zona, mantienen en alto los ideales del héroe nicaragüense.
Herederos
de los que lucharon con Sandino en la guerra anti intervencionista destacan que
en el largo trayecto entre Jinotega y Wiwilí van apareciendo casas, nuevos tendidos
eléctricos, escuelas, centros de salud, nuevas edificaciones, nuevos cultivos,
mientras el pavimento y el adoquín comienzan a cubrir la vía.
Aristeo
Salgado Zelaya campesino de la zona afirma que “la Revolución es como un vivero
de café que fue sembrado en su tiempo y la semilla germinó, dando paso a una
plantita y esa planta ya comienza a dar sus frutos, comienza la cosecha que
recogemos el pueblo”.
Con la
satisfacción en el rostro
Aristeo
Salgado no oculta su satisfacción por estos frutos, esa restitución de
derechos, como es la entrega de nuevas viviendas por parte del Gobierno
Sandinista, la cual se realiza en el contexto de la jornada 80/35 Sandino, en
la que Nicaragua entera celebra la Eternidad del General de Hombres y Mujeres
Libres.
El compañero
Salgado dijo “esto fue lo que Sandino dejó, Sandino está presente en las
comunidades más profundas de la montaña, con distintos proyectos que están
llegando porque nuestro Gobierno Sandinista está devolviéndole el derecho a
nuestras familias, hacemos patria con esto todos los días, mes a mes, año con
año”.
“Aquí están
estas viviendas dignas. Yo creo que los beneficiarios ni las soñaban, pero ahí
están las casas. Para llegar a esto, Sandino dejó la semilla y la semilla fue
germinando, esa cosecha está aquí está presente, en primer lugar en los
maestros, con la educación y la salud gratuita, la carretera, agua potable y la
luz eléctrica”, explicó el campesino.
Señala el
campesino que la Revolución es para todos, especialmente para los pobres, pero
también para los ricos, porque los beneficios de las carreteras adoquinadas, de
la extensión de la luz eléctrica también les llegan a ellos.
“Sandino
está presente también en el corazón de las cooperativas. En el municipio de
Wiwilí, aquí fue donde Sandino formó la primer cooperativa, esa cooperativa se
llamaba Río Coco, entonces nosotros ahora ahí estamos, organizando cooperativas
también, organizándonos mejor, ahí estamos en los financiamientos, en la
semilla criolla”.
Cumpliéndole
a Sandino
Uno de
estos proyectos, que fue inaugurado este jueves en la comunidad de Maleconcito,
a pocos kilómetros de Wiwilí, donde el arquitecto Mario Umanzor, gerente de
operaciones del INVUR, explicó que en total son 41 casas entregadas a igual
número de familias que involucran también a la comunidad de La Marañosa.
Las
viviendas son de mampostería reforzada, concreto y refuerzos de acero en un
área de 32 metros cuadrados de construcción, con una superficie trasera de
crecimiento que puede llegar hasta los sesenta metros cuadrados, a un costo
total de 4 mil 500 dólares, más el aporte de las familias protagonistas que es
de 450 dólares en contrapartida y en mano de obra.
Celso
Antonio Herrera Olivera explicó que las viviendas entregadas forman parte de la
Jornada 80/35 que se ha venido desarrollando a pasos agigantados, cumpliendo
con los sueños del general Sandino en la restitución del derecho a viviendas
dignas, en los proyectos de agua potable, electricidad, educación y merienda
escolar para los niños que asisten a clases.
Mientras
tanto Noel Alberto Reyes López, concejal propietario del Frente Sandinista en
el municipio de Wiwilí, afirmó que lo que ha estado ocurriendo en la zona, y en
todo el país, es algo muy lindo que va de Victoria en Victoria en Nuevos
Tiempos, que -no lo duda- iniciaron con la lucha del general Augusto C.
Sandino.
“Estos
sueños se vienen cumpliendo desde el triunfo de la Revolución Sandinista en sus
hechos, en sus logros, con grandes líderes como son el compañero Daniel Ortega
y la compañera Rosario Murillo, quienes en (tiempos de) paz vienen levantando a
Nicaragua.
Entre los
beneficiarios, cuyos derechos fueron restituidos, está la compañera Zaida
Imelda Reyes Rivera quien dijo “estoy agradecida primeramente con Dios porque
es el que nos da la vida, nos da la fuerza y con nuestro presidente Daniel
Ortega y la compañera Rosario Murillo, quienes nos han beneficiado con la
entrega de una vivienda tan linda como ésta”.
Derechos
restituidos
A su vez la
compañera Reyes Rivera manifestó “nunca pensé tener una vivienda como la que
nos ha entregado el Gobierno Sandinista, que es el único que se ha acordado de
los pobres, porque ninguno de los anteriores ha hecho esto y por eso le damos
gracias por el corazón que tiene al presidente Daniel Ortega”.
Por su
lado, Rosa Emilia Muñoz manifestó “me siento alegre y agradecida con Dios y con
el presidente Daniel Ortega, porque la casa que tenía no me servía, ahora mi
familia, yo y mis chavalos, estamos contentos porque ya no nos mojamos, antes
nos mojábamos porque la casita sólo era tapada con plástico”.
A su vez,
Pabla González Poveda dijo que se siente agradecida con el comandante Daniel
Ortega y la compañera Rosario Murillo porque ha visto por las familias pobres y
agregó que por eso le piden que sigan haciendo proyectos para ayudar a otras
familias empobrecidas del país.
Entre
tanto, Alba Luz Castro manifestó sentirse tranquila y orgullosa de tener su
vivienda, la que no había podido obtener en 12 años que tiene de vivir en la
comunidad de La Marañosa, donde afirma que en invierno el plástico se pasaba y
se mojaba con sus hijas, pero añadió que siempre tuvo la fe en Dios que iba a
tener su vivienda.
Hoy su
sueño, también se ha cumplido.
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