El Gobierno venezolano impidió ayer una marcha organizada
por mujeres de la plataforma opositora Mesa de la Unidad Democrática (MUD), que
tenía previsto llegar hasta el Ministerio de Alimentación, para protestar por
el desabastecimiento de productos básicos en los supermercados.
Las calles de Caracas aparecieron ayer cerradas con un gran
dispositivo de la Policía Nacional y de la Guardia Nacional, que impidieron que
los centenares de manifestantes armados con ollas y cucharas pudieran marchar
por el centro de Caracas para protestar contra el Gobierno de Nicolás Maduro.
Además, tres estaciones de metro cercanas a la zona fueron cerradas.
“Todo este despliegue militar demuestra el culillo (miedo)
gigante de Nicolás y su Gobierno frente a la protesta con contenido, en contra
de los graves problemas que hoy viven los venezolanos”, indicó el líder
opositor Henrique Capriles, quien asistió durante unos minutos a la
concentración para acompañar a los manifestantes.
“Seguro que este Gobierno tiene hasta a las esposas de los
militares con las ollas vacías. En vez de escuchar a los venezolanos, envían a
los funcionarios y a grupos paramilitares armados, por ellos mismos, a disolver
las manifestaciones”, afirmó Capriles, según un comunicado que recoge sus
impresiones en el lugar.
Estados Unidos, por su parte, pidió que el dialogo nacional
en Venezuela, que respaldó el viernes la OEA, dé voz a la oposición e incluya
una tercera parte en la que todos puedan confiar.
Miedo al pueblo
“Cómo le tienen miedo al Pueblo unido contra la escasez! A
eso si le tienen culillo! Le tienen terror a ollas vacías porque son los
culpables”, había comentado previamente en su cuenta en la red social Twitter.
El alcalde de Caracas, Jorge Rodríguez, había anunciado el
viernes, también en Twitter, que no había “permiso para ninguna marcha de la
derecha” el sábado en el municipio Libertador, nombre de la circunscripción
administrativa del Distrito Capital.
“Debemos resguardar la vida y los bienes” de los habitantes
del municipio, por “tanto hemos negado el permiso a una marcha que pueda
tornarse violenta”, dijo, agregando que el suyo es “un municipio de paz y libre
de fascismo, y así lo mantendremos”.
NO TENEMOS
NADA
Al no poder
marchar, los manifestantes con carteles como “No hay, no hay, no hay... ¿hasta
cuándo?», optaron por retirarse pacíficamente del lugar entre una gran
cacerolada de rechazo.
“Esto es otra violación más de nuestros derechos”, indicó a
Efe Zulay Vega, una corredora inmobiliaria de 45 años que había acudido a
primera hora del día a la concentración.
“No tenemos productos, no tenemos medicinas, no tenemos
productos para comer, ni harina, ni leche, ni café, ni carne (...) los
anaqueles están todos vacíos, la inseguridad campea”, indicó Susa Rodríguez,
vendedora de café, al enumerar los motivos por los que asistió a la marcha.
DERECHOS HUMANOS
“Estoy aquí defendiendo mis derechos como joven y como
estudiante”, indicó Luis Guevara, abogado de 28 años.
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