Ciudad del
Vaticano/EFE
Juan Pablo
II será proclamado santo el 27 de abril tras un rápido proceso de canonización,
aunque los fieles ya lo habían ascendido a los altares tras el "santo
subito" (santo ya) que tras su muerte, el 2 de abril de 2005, resonó en la
Plaza de San Pedro.
El papa de
los récords, con sus 26 años de pontificado y 104 viajes fuera de Italia,
también habrá tenido el proceso de canonización más rápido de la historia y
será santo solo nueve años después de su muerte.
Esta
prontitud en el proceso de canonización de Juan Pablo II se debió a una
iniciativa de su sucesor, Benedicto XVI (2005-2013), quien retiró una norma que
obligaba a esperar cinco años antes de que pudiera iniciarse el proceso para la
canonización.
Juan Pablo
II será canonizado el mismo día que el papa Juan XXIII (1958-1963) y ambos se
convertirán así en los otros dos pontífices proclamados santos en los últimos
cien años junto con San Pío X (1903-1914), quien fue canonizado el 3 de
septiembre de 1954.
La fecha de
la canonización ha sido elegida por el papa Francisco: el primer domingo
después de la Semana Santa, cuando la Iglesia católica celebra la Divina
Misericordia, una fiesta que instituyó el propio Wojtyla tras hacer santa en
2000 a la monja polaca Faustina Kowalska, conocida como la santa Teresa de
Jesús polaca.
La
canonización del papa polaco (1920-2005) ha llegado en tiempo récord, pero ha
seguido todos los pasos marcados por la Iglesia, entre ellos los dos milagros
necesarios para ascender a los altares.
Pero la
canonización popular ya llegó el 8 de abril de 2005, durante su funeral cuando
en Plaza de San Pedro aparecieron pancartas espontáneas de los fieles que
proclamaban santo a Juan Pablo II.
Además de
la espontaneidad de los fieles que ya le rendían culto como a un santo, fueron
también muchos los que pidieron oficialmente que se elevara a los altares a
Wojtyla, como Chiara Lubich, fundadora del movimiento de los Focolares, pero
también los cardenales reunidos antes del cónclave que eligió a Benedicto XVI
se expresaron a favor.
Benedicto
XVI heredó esta difícil petición popular para la canonización de su predecesor
y amigo, pero, a pesar de ello, no quiso saltarse las reglas para no sentar
precedentes y, como hizo Juan Pablo II con la madre Teresa de Calcuta, se
limitó a eliminar la norma de los cinco años, pero confió en el proceso a los
tribunales eclesiásticos.
En mayo de
2011 la Congregación para las Causas de los Santos, el dicasterio del Vaticano
que evalúa a los candidatos a la santidad, consideró como primer milagro de
Juan Pablo II el obrado en la monja francesa y enfermera Marie Simon Pierre, de
51 años, quien según la comisión médica se curó de manera inexplicable de la
enfermedad de Parkinson, la misma que sufrió Wojtyla en los últimos años de
vida.
Ese mismo mes
se celebraba la ceremonia de beatificación en la Plaza de San Pedro a la que
acudieron cerca de un millón de personas y delegaciones de casi todos los
países del mundo.
También fue
un santo en vida, según su histórico secretario, el ahora cardenal y arzobispo
de cracovia, Stanislaw Dziwisz"Durante su vida, Wojtyla hizo muchos
milagros. Su intercesión resultaba útil, sobre todo en casos de matrimonios sin
hijos (...) Vi a muchas personas que lo encontraban y que al final demostraban
una gran tranquilidad interior, satisfacción y alegría.
Había
algunos que incluso obtenían beneficios físicos", aseguró.
En una
reciente entrevista Slawomir Oder, el postulador de la causa de canonización de
Wojtyla, explicó: "Durante el proceso, he recibido decenas de miles de
indicaciones de gracias atribuidas a la intercesión de Juan Pablo II".
"Cada
una de ellas es seguramente importante porque habla de la vida de alguien que
ha cambiado cuando se ha dirigido en momentos de necesidad al papa y ha notado
su presencia y potencia. Pero no todas corresponden exactamente a los criterios
de un procedimiento canónico", aseguró.
Una de
estas historias fue la que eligió Oder para que se convirtiera en el segundo
milagro: la curación de una mujer de Costa Rica que había sufrido una seria
lesión cerebral incurable, según el equipo médico al que consultan los
cardenales y obispos de dicho organismo.
A la
costarricense Floribeth Mora, de 50 años, se le diagnosticó un aneurisma
cerebral el 14 de abril de 2011 con escasas esperanzas de vida.
La mujer
relató que el 30 de abril de 2011 asistió a misa y a una procesión en su
comunidad en la vigilia de la beatificación de Juan Pablo II y al día siguiente
al levantarse oyó una voz que le decía: "levántate, no tengas miedo"
y de repente se sintió de nuevo perfectamente.
Mora estará
el 27 de abril en San Pedro como principal testigo de aquel inesperado
"santo subito" que resonó tras la muerte de Juan Pablo II.
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