El
presidente de Nicaragua, el sandinista Daniel Ortega, mantiene un discurso
“antiimperialista” lleno de retórica y verbo encendido contra Estados Unidos,
aunque en la práctica se ha convertido en uno de sus principales colaboradores
en materia de seguridad.
En una
semana señala al gobierno de Panamá de ser “vocero de los intereses del
imperio”, en referencia a Estados Unidos y por su posición en cuanto a la
situación de violencia que vive Venezuela; y entrega a la estadounidense de
origen cubano Ana Sol Alliegro, buscada por el FBI por donación ilícita para
campañas electorales, entre otros delitos.
O bien
hacer eco de las denuncias de su colega de Venezuela, Nicolás Maduro, sobre
supuesta hostilidad de Estados Unidos; a detener y deportar al estadounidense
Eric Justin Toth, un exprofesor acusado de poseer y producir pornografía
infantil y uno de los 10 delincuentes más buscados por el FBI.
“La
cooperación y auxilio que el Gobierno de Nicaragua ha prestado a Estados Unidos
en la búsqueda, captura y repatriación de personas buscadas por delitos en
aquella nación, no tiene precedentes”, anota el boletín electrónico Informe
Pastrán, del periodista nicaragüense Adolfo Pastrán.
En menos de
un año, las autoridades nicaragüenses han detenido y deportado a Estados Unidos
a al menos cuatro fugitivos, entre ellos a Toth, uno de los 10 delincuentes más
buscados por el FBI; y a Alliegro, vinculada con la financiación fraudulenta de
un candidato demócrata al Congreso estadounidense, Justin Lamar Sternad, de quien
fue su jefa de campaña.
Cooperación
antidrogas
En efecto,
Ortega ha destacado la “estrecha cooperación” que mantiene su país con EE.UU.
en lucha contra el narcotráfico y el crimen organizado, una de las prioridades
estadounidenses en la región.
“Tenemos
una buena coordinación y cooperación (con EE.UU.) en el campo del combate al
narcotráfico y el crimen organizado”, dijo el mandatario sandinista cuando
recibió las cartas credenciales de la embajadora de Estados Unidos en
Nicaragua, Phyllis Powers, en mayo de 2012.
En ese
encuentro, Ortega abogó por el fortalecimiento de las relaciones entre ambos
países, los cuales, admitió, tienen “puntos comunes, puntos que nos acercan,
puntos que nos unen y tenemos otros puntos donde marcamos algunas diferencias”.
Una de las
razones de esa estrecha cooperación es que, según el mismo presidente del Banco
Central de Nicaragua, Ovidio Reyes, el país centroamericano depende más de
Estados Unidos que de Venezuela.
De acuerdo
con el funcionario, la principal amenaza a la economía de Nicaragua es un
estancamiento económico de Estados Unidos y no la disminución de la cooperación
venezolana.
Estados
Unidos es el principal destino de las exportaciones de Nicaragua, con 25.6% del
mercado, según cifras oficiales.
El peso de
EE.UU.
EE.UU.,
después de Venezuela (210.1 millones de dólares) y Panamá (192.2 millones), con
190 millones de dólares, fue el tercer origen de las inversiones exteriores
directas en Nicaragua en 2012, cuando alcanzaron la cifra “histórica” de
1,284.4 millones de dólares, según las autoridades, que aún no detallan las
inversiones del año pasado.
Estados
Unidos es también la principal fuente de remesas para Nicaragua, con 658.3
millones de dólares para un 55% del total en 2013, cuando ascendieron a 1,197
millones de dólares.
Ortega, que
luchó contra la dictadura somocista (1937-1979) y de de 68 años, se presenta
ahora como un político pragmático y moderado, muy diferente al joven comandante
guerrillero y marxista de la década de 1980.
Nicaragua y
EE.UU. fueron enconados rivales en los años 80, durante el primer régimen
sandinista (1979-1990), cuando Estados Unidos financió a la “Contra” que
pretendía derrocar con las armas a los sandinistas, en una guerra civil que
dejó miles de muertos en el país centroamericano.
El líder
sandinista se presenta ahora como un gobernante aliado de una parte de la
jerarquía católica y que puede mantener al tiempo relaciones tanto con Irán,
Rusia, Cuba y Venezuela, como con EE.UU., la Unión Europea y Taiwán.
Mantiene
acuerdos por igual con la Alternativa Bolivariana para los Pueblos de Nuestra
América (ALBA) como con el Fondo Monetario Internacional.
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