Acapulco, México | AFP
Padres de los 43 estudiantes mexicanos posiblemente
masacrados y manifestantes bloquearon durante tres horas el aeropuerto del
turístico balneario de Acapulco (sur), en una nueva protesta por este crimen
que ha generado la peor crisis del gobierno de Enrique Peña Nieto.
Los manifestantes se apostaron con palos y barras metálicas
en los accesos del aeropuerto, después de una marcha donde sostuvieron un
choque con policías, que dejó una veintena de agentes heridos.
Felipe de la Cruz, vocero de los padres de familia, había
adelantado que el bloqueo de la terminal se prolongaría tres horas y sería
pacífico.
“No afecta nada que se cierre un aeropuerto” por unas horas,
frente a la brutalidad del crimen contra nuestros hijos, subrayó.
TURISTAS AFECTADOS
La protesta dejó a muchos turistas sin poder ingresar al
aeropuerto y provocó la cancelación de los vuelos de tres aerolíneas, entre
ellas la estadounidense United Airlines, con su ruta Acapulco-Houston (Texas,
sur de Estados Unidos).
Desde temprano, miles de manifestantes --la mayoría
estudiantes, además de maestros y de campesinos, que iban a manifestarse en
Acapulco-- decidieron enfilar hacia el aeropuerto, pero policías antimotines
les impidieron el paso en un primer momento.
Los manifestantes, la mayoría encapuchados, reaccionaron
lanzando piedras contra los policías.
CONTIENEN REPRESIÓN
Tania Gómez, vendedora de ropa de 26 años, tenía un vuelo
hacia Ciudad de México para ir de vacaciones a Los Ángeles.
“Esto es preocupante, porque estamos al borde de pura
inseguridad. Yo me siento asustada de ver tanta gente con palos y la cara
tapada”, dijo la mujer.
El nuevo gobernador de Guerrero, Rogelio Ortega, aseguró que
no piensa “reprimir” las protestas, pero hizo un llamado “para que no se
destruya la economía de Guerrero”, uno de los estados más pobres de México.
La protesta exige al Gobierno que siga la búsqueda y
encuentren con vida a los 43 estudiantes.
VIAJE Y MANSIÓN
Pese a las fuertes protestas, en una de las cuales se llegó
a intentar derribar y quemar la puerta del palacio nacional, Peña Nieto partió
el domingo a una gira de seis días por China y Australia para las cumbres de
APEC y G20.
El viaje irritó a los padres y a los compañeros de los
desaparecidos, para quienes este caso no está para nada cerrado.
“Peña asesino quédate en China”, pintaron los estudiantes en
paredes del aeropuerto de Acapulco.
Cuando ya volaba a China, el presidente se vio envuelto en
otra controversia.
El sitio de noticias de la periodista Carmen Aristegui
informó que la pareja presidencial compró una lujosa mansión en Ciudad de
México valorada en US$7 millones.
La casa era propiedad de una firma mexicana que participa en
un consorcio, encabezado por la compañía China Railway Construction
Corporation, que el 3 de noviembre obtuvo la licitación para construir el
primer tren de alta velocidad en México y América Latina por más de US$3,700
millones.
Tres días después, Peña Nieto revocó esta concesión tras
cuestionamientos sobre la transparencia de licitación, en el que ese consorcio
fue el único postor.
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