sábado, 1 de marzo de 2014

Siete plaguicidas contaminan el río San Juan


Las aguas del San Juan están siendo contaminadas con residuos de agroquímicos peligrosos, de los que se han identificado nueve tipos de plaguicidas que son aportados por las corrientes que vienen sobre todo a través de los ríos San Carlos y Sarapiquí, ambos afluentes de Costa Rica, reveló un estudio científico del Centro para la Investigación en Recursos Acuáticos de Nicaragua (CIRA-UNAN). 

Los resultados de la investigación revelaron que tanto en el San Carlos como en el Sarapiquí, que nacen en Costa Rica, se encontró cantidades importantes de contaminantes que han sido prohibidos a nivel mundial.

De acuerdo con el estudio, elaborado por especialistas del CIRA-UNAN, la presencia de sustancias “alóctonas” --es decir, que llegaron de otra parte-- “refleja el uso frecuente de plaguicidas con diferentes niveles de toxicidad y persistencia en la agricultura, así como de hidrocarburos en el transporte acuático”.

Para hacer la investigación se establecieron 20 estaciones de muestreo durante abril y mayo de 2012, y también en septiembre y octubre del mismo año. Las técnicas usadas son adaptaciones de métodos de la Agencia de Protección Ambiental de los Estados Unidos, y otros internacionalmente respaldados.

Aguas amenazadas

El estudio es parte de la “Línea de base ambiental del río San Juan”, en progreso desde 2011, y sostiene que “factores tales como las actividades agrícolas, prácticas de ganadería, navegación con fines comerciales, y probablemente el inicio del desarrollo turístico, podrían estar contribuyendo al deterioro del estado natural del río y representando algún tipo de amenaza para la calidad de las aguas, sedimentos, y consecuentemente su biodiversidad”.

El río San Juan es el drenaje natural en la cuenca de los Grandes Lagos o Cuenca 69, que nace en el Lago Cocibolca y descarga sus aguas en el Mar Caribe, tanto en territorio nacional --en la bahía de San Juan de Nicaragua--, como a través de la bifurcación en el Delta, que origina el río Colorado de Costa Rica.

“La contaminación originada desde el lado nica no es insignificante, pero es proporcionalmente ínfima en comparación con lo que viene del lado vecino”, explicó el limnólogo y uno de los autores del estudio, Salvador Montenegro Guillén.

Afluentes que contaminan

El estudio determinó que el río Sarapiquí, de Costa Rica, transporta cantidades considerables “de residuos de plaguicidas persistentes y prohibidos”. En la estación de muestreo que fue ubicada antes del Sarapiquí, se “detectaron tres plaguicidas organoclorados”, sin embargo, en la estación dispuesta después de este río, se observó un incremento de hasta siete plaguicidas.

Los plaguicidas organoclorados son los de fabricación más antigua, entre ellos están el DDT y el Toxafeno. “Son sumamente persistentes y duran entre 200 y 300 años en descomponerse. Los organofosforados son más activos, más tóxicos, pero están formulados para que se descompongan más rápido. En lugar de tardar siglos, se descomponen en años”, agregó Montenegro Guillén.

La investigación encontró que el nicaragüense río Sábalos “está aportando contaminantes persistentes al río San Juan, ya que se encontraron residuos de gamma clordano y pp-DDT después de su desembocadura, los cuales no fueron determinados antes de la desembocadura del río”.

Entre las conclusiones del estudio se establece que a través del río Frío, afluente del San Juan proveniente de Costa Rica, “adheridos al material particulado en suspensión, se están transportando residuos de plaguicidas persistentes y prohibidos, como el alfa y gamma clordano, lindano y heptocloro”.

Como recomendación, hacen ver la necesidad de establecer un sistema de monitoreo periódico y sistemático de los contaminantes orgánicos en los territorios que drenan al San Juan, “con vistas al control y reducción progresiva en el uso de dichos contaminantes”.


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