Nueva York, Estados Unidos | AFP
"Ella no intentó comerme, me quería asfixiar",
cuenta Paul Rosolie un estadounidense amante de la selva amazónica que, para
denunciar su destrucción, decidió hacerse engullir vivo por una anaconda en
Perú para un impactante documental que pronto se emitirá en decenas de países.
Estas serpientes, las más grandes del mundo, asfixian
normalmente a su presa antes de ingerirla. Ningún hombre había intentando jamás
el desafío, cuyos detalles no fueron divulgados con el fin de mantener la
expectativa sobre la emisión que hará el canal Discovery.
La aventura ha sido para él "un privilegio",
asegura orgulloso esta especie de 'Indiana Jones' del medio ambiente.
La idea, explica a la AFP, "llegó tras haber pasado
diez años en la selva amazónica y su hábitat. Todo el mundo sabe que está
desapareciendo, pero no hay muchos que le presten atención. Así pues, hemos
querido hacer alguna cosa que impacte verdaderamente a las personas y provoque
reacciones".
Se tomaron todo tipo de precauciones para que no muriera
asfixiado. Así, primero se fabricó un traje especial de fibra de carbono,
equipado con cámaras, un sistema para respirar y otro para comunicarse con el
exterior.
ENCONTRAR LA SERPIENTE, PRIMER DESAFÍO
Después, hubo que encontrar una anaconda en la jungla
amazónica de Perú. "Sesenta días en la jungla, caminando, acampando,
explorando pantanos por la noche", cuenta Rosolie, subrayando los peligros
de esta expedición.
Encontraron una primera anaconda enorme, más de 7,5 metros de
largo y 135 kilos de peso, pero el equipo no pudo agarrarla. Una serpiente
hembra de 6 metros sería finalmente la que haría los honores.
"Al principio, no intentó comerme. Intentó
asfixiarme", cuenta Rosolie. "Pero cuando la provoqué y comencé a
actuar mas como un depredador, entonces cambió y se defendió".
El explorador dice que pasó una hora en su interior.
"Con el traje especial, y moviéndome con la serpiente, era duro guardar la
noción del tiempo".
Durante todo este tiempo, habló con su equipo en el
exterior.
"Me gusta esta especie, es una criatura magnífica.
Hacer esto fue un privilegio. Te enfrentas a uno de los más grandes
depredadores del planeta y haces algo que nadie hizo antes que tú. Yo estaba
muy entusiasmado, pero desde luego estaba un poco nervioso", añadió.
Temía sobre todo los eventuales problemas técnicos:
"Que el sistema de comunicación se estropeara, o el que permitía respirar,
o los dos. Y yo no habría podido salir, me habría asfixiado".
No cuenta cómo recuperó su libertad, pero insiste en que no
hizo nada que no se produzca en la naturaleza.
"Las serpientes regurgitan a menudo si comen alguna
cosa y un predador se acerca. Deben abandonar su comida para escapar",
explica.
Tras el anuncio de la emisión, algunas críticas fueron
feroces, especialmente del grupo de defensa de los animales PETA, que afirmó
que, si era cierto, la serpiente había sido "torturada para los índices de
audiencia".
"No hemos forzado a la serpiente a hacer algo que se
salga de lo habitual. Era un riesgo para mí, pero jamás un riesgo para la
serpiente", insiste subrayando que la anaconda "se encuentra
bien".
Rosolie admite que ha recibido amenazas de muerte.
Sonriendo, prefiere insistir sobre su objetivo de impactar para sensibilizar al
mayor número de personas.
El programa se emitirá este domingo por la noche en Estados
Unidos y la semana que viene en países como Dinamarca, Australia y Reino Unido.
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