Estrasburgo, Francia | EFE
El papa Francisco recordó hoy a Europa su
"responsabilidad en el desarrollo cultural de la humanidad" y llamó
además ante el Consejo de Europa a que tenga una "correcta relación entre
religión y sociedad".
El pontífice se dirigió a los miembros de la Asamblea
Parlamentaria de la institución y dijo que Europa debe "reflexionar sobre
si su inmenso patrimonio humano, artístico, técnico, social, económico y religioso
es un simple retazo del pasado para museo".
Francisco se preguntó si los europeos todavía pueden
"inspirar la cultura" y planteó que el Viejo Continente tiene ante sí
el reto de "globalizar" su "multipolaridad" porque, dijo,
"las culturas no se identifican necesariamente con los países".
Jorge Bergoglio destacó la aportación que puede hacer el
cristianismo al desarrollo cultural y social europeo y dijo que la sociedad se
beneficiará de una "reavivada relación" entre religión y sociedad
El papa argentino llamó la atención sobre el
"individualismo (que) nos hace humanamente pobres y culturalmente
estériles" y dijo que de aquél nace "el culto a la opulencia, que
corresponde a la cultura del descarte en la que estamos inmersos".
Ante la institución intergubernamental europea más antigua y
que representa a 47 Estados señaló: "hoy tenemos ante nuestro ojos la
imagen de una Europa herida, por las muchas pruebas del pasado pero también por
la crisis del presente".
Y consideró que el Viejo Continente "ya no parece ser
capaz de hacerle frente con la vitalidad y la energía del pasado. Una Europa un
poco cansada y pesimista que se siente asediada por las novedades de otros
continentes".
Bergoglio recordó la trágica historia europea del siglo XX y
que en la pasada centuria, antes de crearse el Consejo de Europa, el continente
vivió el "conflicto más sangriento y cruel que recuerdan estas
tierras", en alusión a la II Guerra Mundial.
Por eso el papa recordó a los parlamentarios del Consejo de
Europa: "cuánto dolor y cuántos muertos se producen todavía en este
continente, que anhela la paz pero que vuelve a caer fácilmente en las
tentaciones de otros tiempos".
Y agregó que la Iglesia Católica "considera que la
carrera de armamentos es una plaga gravísima de la humanidad y perjudica a los
pobres de modo intolerable", antes de añadir que la paz "también se
quebranta por el tráfico de seres humanos".
El papa recordó ante el Consejo de Europa que los emigrantes
deben ser acogidos y que "necesitan antes que nada lo esencial para vivir,
pero, sobre todo, que se les reconozca su dignidad como personas".
Entre otros aspectos que abordó en su discurso -el segundo
de su viaje a Estrasburgo, donde habló anteriormente hoy mismo ante el
Parlamento Europeo- el pontífice clamó por una "nueva colaboración social
y económica" en el continente, "libre de condicionamientos
ideológicos".
Destacó además el "grave problema del trabajo,
especialmente por los elevados niveles de desempleo juvenil que se produce en
muchos países -una verdadera hipoteca para el futuro- pero también por la
cuestión de la dignidad del trabajo".
Por último, el pontífice hizo un llamamiento al
confrontamiento libre entre "toda instancia civil y religiosa" aunque
teniendo en cuenta el respeto a la "separación de ámbitos" y la
"diversidad de posiciones".
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