sábado, 22 de noviembre de 2014

Isabel Pantoja y los caprichos del Destino

España | EFE

La vida de Isabel Pantoja es digna de cualquier personaje de la tragedia griega. De esos que pasan de ser dioses a ser ratones o diablos. De esos que están condenados a ser víctimas del destino, del amor o de sus incontrolables pasiones.

Isabel Pantoja, Maribel Pantoja Martín, la tonadillera española de origen gitano, con una familia llena de cantaores, bailadores o guitarristas, es un símbolo también de la España del pasado, de lo bueno y lo malo que tiene haber nacido en un país lleno de artistas, de grandes genios, pero de poco apoyo cultural.

Un país antiguo, de picaresca, con toreros, coplas, oros, brillos y alberos, donde todo era excepcional y pintoresco, donde la transparencia que se reclama hoy desde todos los rincones, algo que llega a ser hasta pornográfico como dice el filósofo Byung-Chul Han, solo tenía sentido en las mantillas o en las enaguas.

Pero, si es verdad ese dicho de que una mujer o un hombre es mucho más interesante si lleva doble vida; en ese sentido, Pantoja es una mina, porque es una mujer no con doble, sino con múltiples vidas.

ARTISTA DESDE LA INFANCIA

Nacida el 2 de agosto de 1956 en Sevilla, Isabel Pantoja se subió a los escenarios desde muy niña: primero comenzó haciendo colaboraciones con su familia, con “Chiquetete”, y después, ya en Madrid, se hizo asidua de “El Corral de la Morería”, primero bailando y después cantando. En 1974, debutó en el Teatro Calderón.

Después vinieron algunas grabaciones y en 1977 ya hizo ruido con temas como “Yo quiero pecar contigo”. Toda una declaración de intenciones de por dónde iba a ir su intensa vida, sin red y sin paracaídas, abierta al amor, venga de donde venga, y dispuesta a vivir “en carne viva”. Espectáculos como “Ahora me ha tocado a mí” o “Veintidós abriles” dieron paso al que sería su primer éxito, “Amante, amante”. Y en los 80, antes de casarse con el torero Francisco Rivera “Paquirri”, el 30 de abril de 1983, tuvo varios éxitos como “Cambiar por ti”.

Sin embargo, es a partir de la boda del torero con la folclórica cuando la vida de Isabel se convierte en “leyenda”, todo un personaje para la prensa del corazón y para las masas ávidas de relatos con vidas de tragedia, sufridores y mártires a los que el destino les arrebata como un rayo las mieles.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Archivo del blog