martes, 18 de febrero de 2014

“Quiero trabajar aquí, pero no hay oportunidades”


Pese a no querer dejar el país para iniciar una nueva vida en Costa Rica, David Martínez, de 20 años, se irá en los próximos días al vecino del sur para trabajar junto a su papá en construcción.

“No lo estoy decidiendo yo. Mis padres están de necios con que me vaya para allá”, contó, mientras hacía la fila afuera del consulado costarricense para obtener la visa tica. Su papá y su mamá se fueron hace 10 años a Costa Rica, y desde hace cinco no han regresado a Nicaragua.

Y es que con el bachillerato aprobado, Martínez no ha logrado mucho. Su único trabajo ha sido el de mesero en un comedor de la capital, pero lo perdió hace poco porque se ausentó por 15 días para ir a Boaco a acompañar a uno de sus abuelos que estaba enfermo y posteriormente murió.

El año pasado, dijo, buscó trabajo en una zona franca, pero hasta el momento no ha obtenido ninguna respuesta. “Me gustaría solo ir a conocer allá (Costa Rica), no a trabajar, yo quiero trabajar aquí, pero no hay oportunidades”, comentó.

Mejores salarios

Lo único que le entusiasma a Martínez sobre su viaje es que, según lo que le ha dicho su papá, trabajando en construcción ganaría 78,000 colones a la semana, equivalentes a unos US$146, que están muy por encima de los C$1,300 que devengaba al mes como mesero.

Edgar Manuel Díaz, de 26 años y originario de Somoto, también estaba haciendo fila para tramitar por primera vez la visa costarricense, pero su futuro en el vecino país es incierto, ya que es el primero de su familia que decide irse, y solo tiene el contacto de un amigo que trabaja en San José.

De lo único que está seguro es de que allá tendrá mejores oportunidades de trabajo, ya sea en el campo de la construcción o de la agricultura, y de que lleva una deuda de más de US$200, pues tuvo que recurrir a prestamistas para costear los gastos del visado y del pasaje de autobús.

Díaz estudió una carrera técnica en administración de empresas, pero nunca la ha ejercido. Él y su familia --que incluye a sus padres, tres hermanos, sobrinos y a su hija de 10 meses-- sobreviven de comprar y de vender ganado, pero cada 15 días venden una o dos reses, y la ganancia máxima por cada una es de C$500.

Añoran su tierra

Mercedes Motiño Munguía es otra de las personas que hizo una larga fila para solicitar visa tica, aunque no por primera vez. Ella es originaria de León, y aunque hace cuatro años trabajaba en Managua cuidando a dos niñas, decidió irse a Costa Rica porque supo que allá “es más fácil ganar US$20”.

“Si aquí hubieran más oportunidades de trabajo y se ganara mejor, esto (la fila de personas tramitando visa tica) no estaría así”, expresó, e insistió en que la mayoría de los nicaragüenses en Costa Rica están desesperados por regresar a su país, pero que no lo hacen porque “ven que es la misma Nicaragua de siempre, que no hay progreso en nada”.

En Costa Rica, Motiño Munguía se dedica a la elaboración y a la venta de accesorios, y afirma que vende cada uno entre US$10 y US$20, principalmente a turistas extranjeros.

Mayoría migrante

Según el Instituto Nacional de Estadísticas y Censo 2011 de Costa Rica, en ese país viven 287,766 nicaragüenses, que representan el 74.6% del total de inmigrantes residentes.

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