Leer es un
hábito ausente entre la mayoría de los nicaragüenses y la explicación podría
ser que no cuentan con las técnicas para hacerlo de forma ágil y comprensiva,
según el Instituto de Aprendizaje Ágil, Idea, que desde hace 10 años desarrolla
el programa conocido como LEA.
Dos años
antes de implementar en Nicaragua dicho programa, Idea realizó un estudio en
escuelas, universidades y barrios de Managua para conocer qué razones hay para
no leer, y las dos principales respuestas fueron por “falta de tiempo” y porque
es “aburrido”.
“El hábito de lectura de los nicaragüenses es muy bajo
porque hay otros factores que influyen para que sea así. Tenemos mucha cantidad
de información para leer, pero no tenemos las técnicas adecuadas para hacerlo”,
afirma Nayelhi Benavides, instructora del programa LEA.
Rezago al inicio
Los resultados que se conocen de la aplicación de la prueba
EGRA en Nicaragua, que mide las habilidades y comprensión lectoras de los
estudiantes de los primeros grados de primaria, son de 2008 y demuestran que
hay un rezago en la fluidez de lectura y en la comprensión de contenido.
En las escuelas públicas los estudiantes de segundo, tercero
y cuarto grado leen, en promedio, 46.5, 82.7 y 106.5 palabras por minuto,
respectivamente.
En cambio, en las escuelas privadas los resultados son
mejores. Los de segundo grado leen 56.5 palabras por minuto; los de tercero,
87.7, y los de cuarto, 116.5.
De acuerdo con los estándares internacionales, al final de
primer grado un estudiante debe leer 45 palabras por minuto; al final de
segundo, 60, y al culminar tercero, 90. En Nicaragua el promedio es inferior.
Vanessa Castro, experta en Educación, afirma que eso
responde al poco acceso que hay en Nicaragua a materiales escritos.
“Solo 20% de los niños y niñas de familias en pobreza (en
Nicaragua) cuentan con algún material escrito en su casa, mientras un 70% de
los más pudientes tiene acceso a revistas y/o libros en su hogar”, dijo Castro.
Comprensión
En cuanto a la comprensión del contenido, los resultados de
la prueba EGRA muestran que el promedio de los estudiantes de segundo grado es
de 56.8 por ciento y los de tercer grado, de 81.8 por ciento; pero igual que en
el caso de la fluidez, los estudiantes de centros privados superan a los de
centros públicos.
Benavides indica que leer más de 300 palabras por minuto y
comprender más del 60 por ciento del contenido es señal de que se tiene el
hábito; sin embargo, dice que el 95 por ciento de las personas que entran al
programa leen a un ritmo de 120 o menos palabras por minuto y comprenden menos
del 50 por ciento del contenido.
“Solo el 5 por ciento (de los que entran al programa) lee
300 o más palabras por minuto, y por lo general se trata de personas que han
cursado una carrera universitaria”, refiere.
5 mil palabras por minuto
Ese no fue el caso de José Vega, quien cuando entró al
programa LEA estaba estudiando cuarto año de Economía, pero tenía una fluidez
de 192 palabras por minuto y un 80 por ciento de comprensión del contenido.
“Todas las carreras universitarias, y en particular la mía,
tienen bastante información para leer y uno debe estar actualizándose”, cuenta
ahora que terminó el programa LEA, que dura tres meses.
Aunque Vega tenía un nivel aceptable de comprensión del
contenido, entrar al programa le trajo muchos beneficios, pues finalizó leyendo
5,000 palabras por minuto y así pudo administrar mejor su tiempo para los
estudios, las actividades extracurriculares y la recreación.
Nayelhi Benavides, asegura que en este curso no se sacrifica
la comprensión del contenido por la rapidez con la que se lee, pues consiste en
la sustitución de hábitos y la adquisición de técnicas para mejorar la forma en
que se lleva a cabo la lectura.
“El hecho de leer a velocidad nos mantiene mentalmente
activos porque desarrollamos diferentes aspectos de nuestra capacidad
cognitiva. Al estudiante se le dejan ejercicios prácticos, sopas de letras y
ejercicios de lógica porque necesitamos mantener nuestras capacidades
cerebrales en movimiento; eso nos ayuda a ser observadores y receptivos con
mayor facilidad”, explica.
Benavides señala que los tres principales obstáculos para
una lectura ágil y comprensiva son la regresión, la subvocalización y la
vocalización, los cuales, afirma, posee la mayoría de las personas.
“La importancia de adquirir técnicas en lectura rápida es
que nos ayudan a ser más eficaces y más eficientes, además de crear el hábito
de lectura. A muchos no les gusta leer por el tiempo que van a emplear, pero
teniendo técnicas adecuadas podemos leer de manera ágil y con buenos resultados
tanto en nuestros niveles de comprensión como en los de retención”, sostiene la
experta.
Etapas
Explica que el programa LEA se desarrolla en tres etapas. La
primera es la física, donde se ejercitan los músculos ópticos para tener
flexibilidad visual y resistencia, ya que a la hora de leer solo se deben mover
los ojos y no la cabeza.
En la segunda etapa, llamada fisiológica, el estudiante debe
identificar los elementos que le generan distracción cuando lee, para aprender
a controlarlos o al menos estar consciente de que debe leer en un espacio
tranquilo.
Es en esta etapa que también se desarrolla el hábito de la
lectura de reconocimiento y la lectura de contenido, antes de llevar a cabo la
lectura de análisis.
La lectura de reconocimiento, según Benavides, consiste en
hacer diferentes movimientos oculares para identificar el tipo de texto y tener
una idea de qué trata, con base en el vocabulario y en la cantidad de números
que incluye.
En tanto, en la lectura de contenido se aplica una técnica
llamada barrido de línea doble, con el objetivo de captar ideas más concretas
sobre el contenido del texto.
El curso
El programa
LEA se desarrolla con base en una técnica internacional y está presente en
países como Panamá, Costa Rica, México y Guatemala.
En
Nicaragua se impulsa desde hace diez años en el Instituto de Aprendizaje Ágil,
ubicado de donde fue el cine Cabreras, 15 varas al oeste, en Managua.
El curso
dura tres meses y la inversión es de US$350.
"El hecho de leer a [alta] velocidad nos mantiene
mentalmente activos, porque desarrollamos diferentes aspectos de nuestra
capacidad cognitiva".
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